En el vasto panorama de la política latinoamericana, dos entidades progresistas han jugado un papel central en las últimas décadas: el Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla. Ambos grupos, aunque con diferentes momentos de surgimiento, comparten raíces ideológicas y objetivos similares en su lucha contra el neoliberalismo y la promoción de modelos de gobierno de izquierda. A continuación, exploramos su historia, impacto y desafíos en la región.
El Foro de São Paulo: Origen y Expansión
El Foro de São Paulo, creado en 1990, tuvo sus orígenes como una respuesta al colapso del socialismo en Europa del Este y al auge del neoliberalismo en América Latina. Impulsado por figuras como Fidel Castro y el Partido de los Trabajadores de Brasil, el foro se consolidó como un espacio de coordinación entre partidos de izquierda y movimientos sociales de la región. Su objetivo principal era promover la integración latinoamericana y hacer frente a lo que consideraban el imperialismo económico y político de los Estados Unidos y sus aliados.

Una de las estrategias más destacadas del Foro de São Paulo fue el uso de la democracia como herramienta para el avance de su agenda. A través de partidos políticos, estos movimientos progresistas lograron, en muchas ocasiones, llegar al poder mediante elecciones democráticas. Ejemplos clave incluyen la elección de Hugo Chávez en Venezuela en 1998 y la de Lula da Silva en Brasil en 2002. Sin embargo, detrás de sus promesas de cambio social y justicia, surgieron críticas por la instauración de gobiernos autoritarios disfrazados de democracias.
Fidel Castro y la Crítica al Neoliberalismo
Un momento clave en la historia del Foro de São Paulo fue el discurso de Fidel Castro en la Cumbre Sur en el año 2000. Durante este evento, donde se reunieron líderes de más de 120 naciones en desarrollo, Castro condenó enérgicamente el neoliberalismo. Según el líder cubano, este modelo económico solo había exacerbado la inestabilidad, el endeudamiento y la especulación financiera en América Latina, llevando a un empeoramiento de las condiciones de vida en la región.
Este discurso no solo reflejó las posturas ideológicas del Foro de São Paulo, sino que también proporcionó un marco narrativo para los movimientos de izquierda en América Latina que luchaban por una mayor equidad y justicia social. No obstante, estas promesas de transformación a menudo se vieron empañadas por problemas internos como la corrupción y el manejo ineficaz de la economía.
Avance y Retrocesos del Socialismo del Siglo XXI
- A lo largo de las dos primeras décadas del siglo XXI, el Foro de São Paulo vio cómo varios de sus líderes alcanzaron el poder en distintos países de la región. Además de Hugo Chávez en Venezuela y Lula da Silva en Brasil, otros líderes vinculados a este foro incluyeron a Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, y los Kirchner en Argentina. Estos gobiernos promovieron políticas de redistribución de la riqueza y aumentaron el control estatal sobre sectores clave de la economía.
Sin embargo, estos intentos de implementar un “Socialismo del Siglo XXI” no estuvieron exentos de problemas. La creciente concentración de poder en manos de estos líderes, junto con denuncias de corrupción y abusos de los derechos humanos, llevó a una creciente oposición, tanto interna como internacional. El caso de la empresa brasileña Odebrecht fue un claro ejemplo de cómo la corrupción se entrelazaba con los intereses políticos de estos movimientos. Varios líderes vinculados al Foro de São Paulo se vieron involucrados en este escándalo, lo que debilitó la legitimidad de sus gobiernos.
El Surgimiento del Grupo de Puebla
Con la pérdida de influencia del Foro de São Paulo, en gran parte debido a los escándalos de corrupción y la crisis económica en varios de sus países miembros, surgió una nueva organización progresista en 2019: el Grupo de Puebla. Esta plataforma, integrada por políticos socialistas y de izquierda, tanto en ejercicio como retirados, fue concebida como una evolución del Foro de São Paulo, adaptándose a los cambios en el escenario político y social de América Latina.
A diferencia de su predecesor, el Grupo de Puebla adoptó una estrategia que no solo se centraba en el control del poder ejecutivo, sino también en la ocupación de todas las instituciones del Estado, con el objetivo de garantizar la implementación duradera de sus políticas. Esta estrategia incluyó una nueva narrativa que abrazaba temas de gran resonancia entre las generaciones más jóvenes, como el feminismo, la protección del medio ambiente, y la ideología de género. De esta manera, el Grupo de Puebla ha intentado modernizar el discurso socialista, camuflando muchas de las consignas del viejo comunismo bajo un lenguaje más atractivo y contemporáneo.
Gobiernos Apoyados por el Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla
En los últimos años, varios líderes políticos vinculados tanto al Foro de São Paulo como al Grupo de Puebla han llegado al poder en América Latina. Entre ellos se destacan figuras como Andrés Manuel López Obrador en México, Gustavo Petro en Colombia y Pedro Castillo en Perú. Estos gobiernos, aunque con diferencias en sus estilos y enfoques, comparten un compromiso con las políticas de izquierda y la lucha contra lo que perciben como las injusticias del neoliberalismo.

Sin embargo, el panorama para estos movimientos no es del todo optimista. En varios países, la derecha ha ganado terreno, aprovechando el desgaste de los gobiernos de izquierda y las crecientes demandas de la población por seguridad y estabilidad económica. En Brasil, por ejemplo, la victoria de Jair Bolsonaro en 2018 fue vista como un claro rechazo a las políticas del Partido de los Trabajadores y al legado de Lula da Silva.
Desafíos Futuros
- A medida que América Latina continúa lidiando con desafíos económicos, políticos y sociales, tanto el Foro de São Paulo como el Grupo de Puebla enfrentan un panorama complejo. Si bien estos movimientos siguen siendo influyentes, su capacidad para mantenerse en el poder dependerá en gran medida de su habilidad para adaptarse a las nuevas demandas de la sociedad, particularmente en un contexto global cada vez más interconectado y en constante cambio.
La lucha entre las fuerzas progresistas y conservadoras en la región está lejos de terminar, y el futuro de la política latinoamericana sigue siendo incierto. Lo que está claro es que el legado del Foro de São Paulo y el surgimiento del Grupo de Puebla continuarán siendo temas clave en el debate sobre el destino de la región. La pregunta ahora es si estas organizaciones podrán superar sus propios desafíos internos y ofrecer una verdadera alternativa a los modelos económicos y políticos que han dominado la región en las últimas décadas.