Nos encontramos a solo seis años de 2030, el año que, según muchas teorías, marcará el establecimiento de un nuevo orden mundial. Este cambio no afectará únicamente a las naciones más vulnerables, sino que incluso las superpotencias como Estados Unidos, China y Rusia podrían ver cómo sus soberanías se desmoronan para dar paso a un sistema global único. Este nuevo orden mundial, impulsado por fuerzas que muchos consideran satánicas, se acerca cada vez más.

Ya estamos viendo ejemplos claros de esto en nuestro mundo. Un ejemplo particularmente alarmante es la promoción de la pedofilia desde instituciones como las Naciones Unidas. Este tema, que abordaremos con mayor profundidad en Voz y Verdad, es solo uno de los muchos signos de cómo el mal está siendo normalizado y aceptado en la sociedad.

Si miramos hacia la historia, Egipto fue el lugar donde el pueblo de Israel fue esclavizado. Según algunas teorías conspirativas, el Anticristo podría surgir de esta misma región, utilizando su influencia para controlar instituciones a nivel mundial. Este tipo de ideas, aunque especulativas, alimentan la creencia de que el nuevo orden mundial será liderado por una figura central, cuyo poder y control se extenderá por todo el planeta. Este sistema único, sin oposición, ha sido predicho en las Escrituras hace más de 2000 años.

En la actualidad, la erosión de los estados-nación ya está en marcha, y uno de los ejemplos más evidentes es Venezuela. Las elecciones en este país han sido calificadas como fraudulentas, con resultados manipulados para mantener en el poder a un régimen dictatorial. Estos métodos, que se alinean con los intereses del socialismo y otras ideologías totalitarias, son solo un preludio de lo que podría convertirse en la norma a nivel global.

Los seguidores de Satanás parecen estar logrando avances significativos en su agenda. Los gobiernos y las élites globales, inspirados por fuerzas malignas, están preparando el terreno para el nuevo orden mundial.

La meta final de este orden es alejar a la humanidad de su propósito divino, subyugándola bajo un sistema que se opone a los valores cristianos. Los cristianos, con nuestras convicciones y nuestra fe en Cristo, somos una amenaza natural para este sistema. Sabemos que vendrán días difíciles, días en los que seremos perseguidos por mantener nuestros valores y por responder a nuestro llamado divino.

El objetivo de estas fuerzas malignas es esclavizar a la humanidad, alejándola de su origen divino y separándola de Dios. Como cristianos, debemos prepararnos para esta batalla espiritual. Nuestra arma no es una espada o un fusil, sino la oración. Sabemos que la oración tiene poder, y este poder es lo que más teme el enemigo. La oración es nuestra defensa contra los planes demoníacos que están siendo implementados en el mundo hoy en día.

Vivimos en una época en la que muchos están adormecidos por el engaño del mundo. El plan satánico avanza, y muchos lo aceptan por ignorancia. Las ideologías como el anarquismo, el socialismo y el comunismo son utilizadas para lavar el cerebro de las masas, despojándolas de su capacidad de discernimiento. Es por eso que debemos orar con fervor, pidiendo a Dios que nos dé sabiduría y discernimiento para enfrentar y superar estos engaños.

Estos planes demoníacos se esconden tras corporaciones, instituciones educativas, medios de comunicación y entretenimiento. A través de estos canales, se promueve una nueva religión satánica que busca destruir el razonamiento lógico y moral de los seres humanos. No debemos olvidar que nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra potestades y fuerzas espirituales malignas. Esta es la verdadera guerra que enfrentamos como cristianos.

El ataque contra los cristianos será gradual, pero ya estamos viendo sus efectos. Seremos acusados de racismo y otros crímenes simplemente por seguir el orden divino. Pero nuestra lucha no es contra aquellos que no profesan nuestra fe, sino contra las fuerzas malignas que buscan controlar este mundo. El plan del maligno es alejarnos de todo lo que es sagrado: nuestra fe, nuestras familias, nuestras naciones, y nuestras pertenencias. Utilizará cualquier medio necesario para lograrlo, incluyendo la tecnología.

Las élites globales, que dominan el mundo, están promoviendo temas como el cambio climático para justificar su control sobre el planeta. Estas élites creen que el mundo les pertenece, y están trabajando para implementarlo a través del nuevo orden mundial en 2030. Sin embargo, sabemos que nuestro Dios tiene un plan superior. Debemos armarnos con la armadura de Dios y luchar en oración, pidiendo su protección y guía.

Es fundamental que despertemos a nuestros amigos y familiares, ayudándolos a ver la realidad de los tiempos que estamos viviendo. Nuestra lucha no es contra aquellos que no comparten nuestra fe, sino contra las potestades malignas que buscan controlar la humanidad. Debemos sonar la alarma y estar atentos a lo que está por venir.

El objetivo final de estas fuerzas satánicas es controlar la mente, el cuerpo y el alma de cada uno de nosotros, utilizando la alta tecnología para lograrlo. La implantación de microchips y otras tecnologías de control no es una mera teoría conspirativa, sino una realidad que ya está en marcha. Los gobiernos de todo el mundo están trabajando para eliminar el dinero físico, reemplazándolo con sistemas digitales que pueden ser fácilmente controlados. Debemos estar atentos y no tomar a la ligera estas amenazas.

La Biblia nos advierte que no debemos aceptar la marca de la bestia. Satanás desafiará a la humanidad como nunca antes, pero nosotros, como cristianos, ya estamos advertidos. Necesitaremos la oración más que nunca para pedir la ayuda de Jesucristo cuando estas situaciones se vuelvan cada vez más difíciles. Aquellos que desafíen el plan de Dios serán enfrentados con su poder y gloria, y los cristianos fieles estaremos con él por toda la eternidad.

En estos tiempos de tribulación, debemos mantenernos firmes en nuestra fe, confiando en que Dios tiene el control y que Satanás no triunfará. La victoria final será del Señor, y con Él, nosotros también venceremos.

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